Sanación organizacional
A medida que nos acercamos a las vacaciones de Navidad, nos gustaría centrarnos más en cómo una organización puede sanar colectivamente, aportando una sensación de optimismo para el nuevo 2025.
El estrés en el trabajo suele descartarse como una consecuencia inevitable de la ambición, el progreso y la productividad. Pero detengámonos un momento. ¿Qué sucedería si el estrés en el lugar de trabajo no fuera solo un síntoma de un entorno de alto rendimiento, sino una manifestación de disfunciones más profundas dentro del sistema organizacional? Analicémoslo juntos.
1) El peso de las expectativas poco realistas
Considere las expectativas depositadas en los empleados: plazos ajustados, cargas de trabajo abrumadoras y la demanda omnipresente de “ir más allá.” Si bien a menudo se celebran como un sello distintivo de dedicación, estas presiones son frecuentemente... poco realista, Inmanejable, y insostenible¿El resultado? Los empleados internalizan estas exigencias y superan sus límites hasta que el agotamiento se convierte en su punto de partida.
Pero las organizaciones, al igual que los individuos, se resisten al cambio. Es más fácil normalizar el estrés que cuestionar las estructuras que lo perpetúan. El primer paso, entonces, es que los líderes hagan una pausa y se pregunten: “¿Qué estamos modelando como aceptable en nuestro lugar de trabajo? ¿Somos, como gerentes, modelos de equilibrio y bienestar, o perpetuamos el mismo estrés que buscamos aliviar?”
2) El papel de la claridad
La ambigüedad es otro factor estresante oculto. Cuando los empleados no están seguros de sus funciones, responsabilidades o expectativas, viven en un estado de constante incertidumbre. hipervigilanciaPueden sentirse infravalorados, sin apoyo o inseguros de su valor. Esto también es una forma de estrés, no del tipo agudo, sino una erosión crónica de la confianza y el compromiso.
Las organizaciones pueden y deben mirar más allá de las meras descripciones de puestos de trabajo. Deben preguntarse: “¿Nuestra gente se siente vista, escuchada y comprendida en sus roles?", “¿Saben cómo sus contribuciones se alinean con la misión más amplia de la organización?" La claridad, en este sentido, no se trata sólo de tareas: se trata de fomentar un sentido de propósito.
3) Las relaciones
Los lugares de trabajo saludables se basan en relaciones saludablesCuando los empleados se sienten desatendidos, aislados o atrapados en el fuego cruzado de la política de la oficina, el lugar de trabajo deja de ser una comunidad para convertirse en un campo de batalla. Muchas organizaciones pasan por alto la simple verdad de que la conexión (y su ausencia) puede hacer o deshacer la experiencia de un empleado.
Los líderes deben reconocer que su función va más allá de la gestión de tareas: son los custodios de la cultura del lugar de trabajo. Deben ser un modelo de amabilidad, colaboración y autenticidad. Un lugar de trabajo donde abunda el apoyo y se fomentan las relaciones no solo es menos estresante, sino que es un lugar donde los empleados pueden prosperar.
4) Avanzando hacia la sanación
Es el liderazgo de la organización el que debe encarnar primero Los cambios que buscan son precisamente los que establecen límites, respetan el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y abordan abiertamente el estrés sin estigmatizarlo. Un gerente que modela el autocuidado y la atención plena envía un mensaje poderoso: Está bien priorizar el bienestar sobre un rendimiento implacable.
La curación a menudo comienza con reconocimientoLas organizaciones deben reconocer su papel en la creación de estrés y comprometerse a transformar sus estructuras y culturas. Esto podría significar repensar cómo se distribuyen las cargas de trabajo, garantizar que los plazos sean justos o proporcionar recursos tangibles para apoyar la salud mental. También podría significar redefiniendo lo que significa el éxito, no solo en términos de resultados sino también en la calidad de vida que experimentan los empleados.
5) El camino hacia un futuro saludable
Los lugares de trabajo no están separados de las personas que los habitan; son un reflejo de valores, prioridades y hábitos colectivos. A medida que los niveles de estrés siguen aumentando a nivel mundial, las organizaciones tienen la oportunidad de liderar el camino, no ofreciendo soluciones rápidas, sino abordando las causas fundamentales.
Vayamos más allá de las listas de verificación y las soluciones superficiales. Creemos lugares de trabajo que fomenten la conexión, la claridad y el cuidado. Prestemos atención a las señales del estrés, no como una molestia que hay que silenciar, sino como una invitación a la transformación. Al hacerlo, no solo mejoramos la productividad, sino que honramos la humanidad de las personas que la hacen posible.
De cara al año 2025, las organizaciones deben empezar por la intención y el coraje. Si abordan las causas del estrés en el lugar de trabajo (expectativas poco realistas, ambigüedad y relaciones desconectadas), los líderes pueden fomentar entornos en los que los empleados prosperen. Aprovechemos esta oportunidad no solo para reconstruir, sino para reimaginar los lugares de trabajo como espacios de propósito, conexión y humanidad. Juntos, podemos crear una cultura que valore el bienestar tanto como la productividad, garantizando un futuro más brillante y saludable para todos.